Entrevistas

Educación integral, educación intercultural. Diálogo con la profesora Paola Linconao Caniulaf

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Paola y yo nos conocimos trabajando en el Liceo Bicentenario de Temuco, allá por el año 2012 si no me falla la memoria. Antes de que terminase ese año yo salí de Temuco y me vine a estudiar al extranjero con una beca para profes, a Madrid, pero mantuvimos el contacto por redes sociales y colaboramos en algunas cuestiones. Yo la recuerdo como una profesional comprometida y rigurosa, dispuesta a trabajar en equipo, con un carácter afable y firme al mismo tiempo. Por las noticias me enteré de que la habían nominado como finalista del Global Teacher Prize Chile el año 2016. Oh, la Paola está en la tele, pensé. Además de profesora Paola es música y debe tener también otros secretos porque es una persona integral. Sé también que siguió formándose e hizo un Máster. Hace poco vi un comentario suyo en el Facebook que hablaba sobre educación integral que nos dio pie para ponernos de acuerdo y dialogar sobre este tema a través del chat de Facebook. ¿Qué nos motiva a hacer esto sin que nadie nos pague? me pregunto. Yo creo que nos anima el deseo de ser profesores intelectuales que reflexionan, que piensan críticamente, que investigan y que se resisten a ser meros técnicos pasadores eficaces de materia. Las profesores somos mucho más: creamos conocimiento, participamos políticamente y somos intelectuales públicos. Este fue nuestro diálogo entre profes. Lo compartimos para invitar a otrxs a participar comentando, compartiendo o criticando. Hablamos de los desafíos de la educación integral, de los obstáculos en que se han convertido las pruebas estandarizadas, de los avances y las cuestiones pendientes. Hablamos de las posibilidades de la educación intercultural bilingüe. Nos interesa una educación intercultural que respete de verdad a los pueblos originarios y no a medias.

Miguel: Según tu experiencia como profesional docente en escuelas y liceos ¿nos estamos educando en forma integral?

Paola: Creo que los docentes siempre han tenido buena disposición a formar de manera integral, no concibo un profesor que no lo valore en el desarrollo de los estudiantes. El problema es cómo hacerlo respondiendo a todos los requerimientos curriculares que se demandan tanto a docentes como estudiantes. Todavía existe una fuerte tendencia a trabajar en base a contenidos, y tú te preguntas: ¿qué son los contenidos? Y es básicamente información, ni más ni menos. En consecuencia, falta que los docentes tengamos mayor libertad y asimismo mayor preparación en las formas de generar este aprendizaje integral en los estudiantes.

Esto implica varias cosas, una de ellas es que los docentes tengan tiempo para diseñar y pensar la enseñanza, pero no de manera aislada, sino que a través de un trabajo colaborativo entre pares. De lo contrario, ¿cómo le pedimos a los estudiantes trabajar en equipo si como docentes no se evidencia un trabajo en conjunto?

Implica equilibrar la importancia de las asignaturas y dejar de pensar que unas son más relevantes que otras. Las manifestaciones artísticas, por ejemplo, son muy importantes, porque no solo entrega cultura, sino porque nos sensibiliza, nos motiva. El arte ha sido minimizado, música no son cancioncitas, pintar no es hacer unos cuadritos, hay un fondo, una visión de mundo y códigos difíciles de interpretar a veces y que si se logra, abren a los estudiantes posibilidades imaginadas para crear. El deporte, genera bienestar, químicamente el cuerpo reacciona para ser feliz a través del movimiento. Por tanto, no podemos dejar aquellos elementos, porque no afectan el rendimiento académico, sino que lo potencia. Pero para que esto sea posible, es necesario tener un lenguaje común, un hilo conductor que opere desde las políticas públicas en educación hasta la sala de clases.

En consecuencia, creo que hay un esfuerzo por parte de los docentes, pero la institucionalidad tiene que colaborar. Si uno revisa un objetivo de clases, muchas veces se escapan los aspectos actitudinales y es precisamente aquello lo que hace que lo el docente realice en esa clase sea significativo. Por eso, que en este proceso es útil también mirar nuestras prácticas los unos a los otros y sugerirnos mejoras.

La profesora Paola Linconao Caniulaf participando en un evento organizado por la Red por la Defensa de la Infancia: Infancia libre y sin represión. Fotografía de Nicolas Molina.

Miguel: ¿Cuáles son los principales obstáculos en Chile que están dañando o desincentivando las visiones de educación integral? Ya has mencionado algunos, como la falta de tiempo no lectivo, el individualismo y aislamiento del trabajo entre docentes, la rigidez de un currículum que parece grabado en piedra. ¿Consideras que hay más obstáculos que habría que cambiar?

Paola: Me imagino que quieres llegar a las pruebas estandarizadas SIMCE y PSU. Obviamente, que estos son dos elementos que han actuado en la educación chilena como un modo de presión. Habría que analizar la razón de esto, analizar si es dañina una evaluación que busque recoger lo que han aprendido los estudiantes, o bien, lo dañino es como operan la institucionalidad y los equipos directivos con los resultados. En lo personal creo que es necesario tener instrumentos de evaluación que vayan recogiendo cuánto van aprendiendo los estudiantes, en consecuencia, dudo que el camino sea boicotearlo, pues esto tendría efectos operativos en las comunidades educativas. Yo diría que el camino es comenzar a conversar de estos temas, escuchar a los estudiantes, a los docentes y sustentar la toma de decisiones en base a investigaciones. Pero más allá de eso, es importante considerar que cualquier tipo de medición tiene que considerar el contexto, contrastar los resultados con un diagnóstico, y por supuesto, que exista pertinencia cultural en los instrumentos que se aplican. En ese sentido, puede que la misma evaluación “un estándar” no sea el adecuado; pero es algo que hay que discutir con mayor profundidad para poder apelar a un cambio. Hay una tensión acá difícil de equilibrar y un tema pendiente. Por otro lado, un solo instrumento no debiera estar asociado tan fidedignamente a temas de calidad, puesto que esto implica aunar los esfuerzos de aprendizaje de los estudiantes a una prueba. Debiera incluirse, evaluarse y revisarse otros elementos para hablar de calidad en una institución educativa y es ahí donde aparecen ideas importantes como el arte, los valores, el desarrollo del pensamiento crítico, la capacidad de crear e innovar, vincular a las comunidades educativas con la comunidad local, abrir las salas de clases para que los estudiantes sean personas que se puedan desenvolver en la sociedad para mejorarla y también ellos mejorar la calidad de vida de los espacios en los cuales ellos viven. Ahora, todas estas ideas implican tener un punto de vista diferente respecto a lo que vamos a entender por calidad. Más allá del SIMCE y la PSU, importante es que los docentes trabajemos en un buen diseño, aprovechar los tiempos de las clases para un aprendizaje significativo, motivar desde las emociones y empoderarnos en la toma de decisiones.

Por otro lado, una educación integral implica que el docente trabaje en un grupo curso que pueda atender con eficacia, de lo contrario, es difícil pedirle tanto al esfuerzo docente, no hay capacidad que permita una formación integral si todavía hay curso con más de 35 estudiantes. Implica, además, que los recursos sean efectivamente usado por los estudiantes, no limitar el material que pueden utilizar los niños, tener laboratorios, acceso internet e. incluso, algo tan simple como un lugar donde los estudiantes puedan imprimir sus trabajos.

Veo compromiso en la mayoría de los docentes de nuestro país, pero es absolutamente necesario comenzar a escucharnos y aprender de las experiencias exitosas, que no involucran solo ingenio, innovación, sino que también mucha pasión.

Miguel: Claro, yo lo pregunto por varias razones. Principalmente porque cualquier visión que los profesionales tengamos, en este caso, la visión de educación integral, no se llevan a la práctica en el aire. Los sistemas de educación formales están legalmente constituidos y hay cosas que las leyes creadas por la clase política proponen como obligatorias. Por otra parte, no está resuelto que el SIMCE o la PSU sean evaluaciones, principalmente porque no aportan retroalimentación precisa a la práctica, solo algunos datos en forma de puntaje. Bueno, pero nuestro tema es la educación integral. Yo sé que tú también eres música y sabes bastante de esto. Me gustaría por ejemplo, preguntarte si consideras que actualmente ¿son suficientes los recursos materiales y económicos para desarrollar desde los colegios y liceos el ejemplo Artes Visuales, Tecnología o Música o Deportes? Yo veo en los medios y en las investigaciones que hay muchos discursos de la mejora escolar que hablan de centrarse en lo pedagógico y en el liderazgo, muchas veces solo liderazgo directivo. Esto lo repiten como loros en muchas ONGs y muchos académicos. Pero yo creo que por mucho liderazgo y foco pedagógico que tengas, pero si no tienes una red de internet estable, instrumentos musicales, material deportivo, acceso a máquinas y tecnología de fabricación, o menos de 20 alumnos por clase lo veo difícil. Cómo lo ves tú, ¿se podrá poner en práctica una educación integral en medio de políticas educativas low cost?

Paola: La verdad es complejo. Muchas iniciativas artísticas a veces encuentran financiamiento porque los docentes son activos y buscan la manera de generar recursos a través de la gestión con las comunidades educativas, a través de proyectos. Pero en sí, los instrumentos musicales de buena calidad tienen un alto costo, lo mismo que los materiales que un estudiante puede necesitar para desarrollar la pintura. Existen establecimientos escolares que a través de sus propuestas de mejoramiento educativo se atreven a invertir en esto, pero no es la generalidad. Es lo que te decía anteriormente, todavía los establecimientos escolares de nuestro país no cuentan con los insumos e instrumentos necesarios para desarrollar el arte, porque es caro. En consecuencia, desarrollarlo parece que sigue siendo un privilegio de la elite. Pensemos que la mayoría de los padres aún mandan a sus hijos al colegio para que saquen una profesión que les permita tener una mejor calidad de vida (entiéndase esto como mejores recursos económicos). Nuestra sociedad se olvida de desarrollar las pasiones, pero ¿por qué ocurre esto?, un estudiante que quiera ser actor, músico, pintor muchas veces necesita más recursos que en una carrera profesional, tener una red de contactos, viajar, dominar varios idiomas y la pregunta es ¿estamos generando en ese aspecto oportunidades para los estudiantes de escaso recursos? Hay esfuerzo, claro, hay programas, se va avanzando, pero es importante no olvidar, como señalas, la necesidad de tener los recursos.

Miguel: Cambiando de tema, quisiera preguntarte sobre el reconocimiento de la identidad, la lengua, el arte, la cosmovisión, los saberes de los pueblos originarios en el curriculum en Chile. ¿Cuál es tu apreciación sobre esta materia? ¿En qué se ha avanzado y qué está pendiente por hacer?

Paola: Pienso que los saberes de los pueblos originarios aún es un tema pendiente en el curriculum chileno. En parte porque conlleva comenzar a conversar y reflexionar, entonces ¿nos podemos alejar de la situación actual del pueblo mapuche, por ejemplo? A grandes rasgos puedo hablar desde mi área que es Lenguaje y Comunicación, en ese sentido quien ha entrado al canon literario y poco a poco al curriculum, en espacios pequeños, es la literatura de Elicura Chihuailaf, creo que también he podido ver en algunos textos escolares a Leonel Lienlaf, pero eso es todo. Acá es importante considerar que, para poder entender los textos y trabajarlos, hay que dominar códigos culturales mínimos de la cultura mapuche en este caso. En este sentido, es importante escuchar a los docentes mapuche, rapa nui, aymara, puesto que en el fondo son ellos quienes conocen el estado del arte. Se ha avanzado mucho en los pueblos originarios en términos de arte, tenemos grande referentes en todas las áreas. Entonces te preguntas ¿por qué no incluirlo en el curriculum? En la práctica, cuando hay necesidad, es el docente quien decide contextualizar la enseñanza, si el estudiante tiene que tener una lectura comprensiva de textos literario ¿por qué no incluir autores mapuche?; pero tampoco debemos responsabilizar solo a los docentes, sería bueno por ejemplo, que alguna universidad se la jugara por crear un pos-título en el cual se les enseñara a los docentes a contextualizar la enseñanza de la mano de los saberes de los pueblos originarios, puesto que la cultura tradicional existe y hay que perpetuarla, pero también la cultura se moviliza, se fusiona, nacen nuevos significados, re-significamos otros elementos; esto hay que entenderlo en profundidad, solo así se puede trabajar de manera pertinente en el aula.
Un tema pendiente son las lenguas originarias. Por lo menos en la región existen algunos programas en los que podemos ver que algunas escuelas están trabajando el mapudungun en el área urbana; falta un gran liceo público que sea piloto y que en su misión también declare la interculturalidad, multiculturalidad, puesto que no somos personas aisladas, tenemos una cultura. Al habitar el mundo nos vemos en la necesidad de relacionarnos, esto debe ser desde lo que somos, de ahí que sea tan importante el concepto de identidad y la re-valorización y re-vitalización de las lenguas de los pueblos originarios. Por último, tener nociones, sabemos que los cambios son lentos. Lo importante es que debemos entender que ocupamos un territorio con historia y hay que ser respetuosos con eso, esto también es parte de una educación integral, mucho, porque tiene que ver con la convivencia y la posibilidad de entendimiento.

Yo me encuentro con jóvenes mapuche que estudian pedagogía para quienes lo poco que pude mostrar de este trabajo en el aula, ha sido muy significativo y se han sentido empoderados para hacerlo también ellos. Se identifican conmigo, esto es algo que tiene que seguir pasando, multiplicándose. Cargamos con una historia de mucho dolor, en donde por lo menos mi generación y las de más atrás, tendíamos a negarnos, por vergüenza, por temor. Los docentes de pueblos originarios estamos invitados a contar la historia desde una visión sabia para que las futuras generaciones se empoderen de lo que son. Asimismo, invitar a otros a trabajar por la misma causa.

Este tema pareciera ser regional al tratarse de pueblos originarios de nuestro país, pero las relaciones inter-étnicas son un tema cosmopolita, una realidad transversal en el mundo. Recuerdo que a propósito del Global Teacher Prize conocí a dos estudiantes inuit que vinieron con la ganadora de este concurso a nivel mundial, Maggie Macdonell. Hablando con ellas, ayudada por Mario, un colega con dominio del inglés, me di cuenta que los dolores, el trauma y el desarraigo son una constante para quienes pertenecemos a un pueblo originario. Las estudiantes me hablaban de las altas tasas de suicidio entre la juventud inuit, consecuencia de una violencia estructural hacia ellos. Una de las estudiantes sintió doblemente la marginación al retirarse un tiempo de su comunidad para cursar estudios universitarios formales, fue discriminada en la universidad y cuestionada por la comunidad. Por esa razón, ella se sintió en agrado de conocerme, porque yo me muevo en el mundo occidental (no me queda otra), pero siempre llevando mis raíces. En el caso del pueblo mapuche ha podido ser así, sabemos que es importante dominar y conocer otras culturas para reivindicar la nuestra. En este contexto, te preguntas ¿por qué la educación intercultural y el valor de los pueblos originarios siguen siendo tan secundario si todo el tiempo, debemos relacionarnos con un otro y su historia? Este tema surgió también con profesionales en un evento Emplea Emprende Ufro, 2017 en el cual participé, pues profesionales exitosos con presencia en la región hablaban sobre la necesidad de conocer otras culturas y sus códigos (por temas profesionales). Por tanto, esto debiera ser un llamado urgente a la escuela para trabajar por todo tipo de diferencia ¿qué podría ser mejor para la sociedad que trabajar algunas formas de entendimiento, si es lo que más falta?

Miguel: Entiendo. Concuerdo en tu planteamiento de que es un tema pendiente en cuestiones de lenguas, arte y ausencia de la perspectiva mapuche de la historia. De hecho yo creo que el sistema escolar chileno está diseñado, por una tecnocracia santiaguina, para integrar a los pueblos originarios, no para que ellos continúen desarrollando su cultura ni para empoderarles indentitaria, cultural y políticamente. Las mejoras en esta materia son mérito de profesionales comprometidos y no un esfuerzo sistémico en esta materia. Por ejemplo, en el caso del pueblo mapuche, y también en otros pueblos, la lengua actualmente está intencionalmente devaluada en el curriculum escolar. Hay esfuerzos como tú dices, algunos programas, pero en mi opinión son marginales: incorporan un par de horas como electivos. Parece una medida para tranquilizar conciencias, pero no para ampliar la base de hablantes competentes en mapudungun. Por otra parte creo que hay mucha utilización folclórica de la cultura mapuche en las escuelas, por ejemplo de sus símbolos, algunos rituales, vestimentas, pero no se les da poder formal para decidir y proponer, por ejemplo, una educación mapuche, en su lengua cien por ciento, desde sus intereses, o bilingüe, en igualdad de estatus entre ambas lenguas, o donde el electivo sea el castellano, dentro de la educación formal, o bajo sus propias ideas o principios o instituciones educativas. Bueno, hay mucho que hablar en esta materia. Ya para ir finalizando, te quería preguntar sobre la identidad profesional de las/los docentes. En tu opinión. ¿qué elementos consideras claves en la identidad profesional de las/los docentes para educar en ese territorio llamado Chile? ¿Qué roles necesita desarrollar nuestra profesión? ¿Basta con dominar la disciplina y con una mochila de métodos eficaces para ser buen profe o buena profe?

Paola: Yo creo que es necesaria una vuelta a la humanización de los procesos pedagógicos, en este sentido, la formación de profesores debe ser fuertemente humanista, creer que realmente se puede salir a trabajar en la docencia para construir una mejor sociedad. En el fondo, sentirnos profundamente responsables de que los estudiantes aprendan, pero también para que sean capaces de trabajar por su felicidad. Sabemos que el mundo no es perfecto, los problemas, las caídas y frustraciones existen, pero ¿cómo salimos de eso? ¿Qué herramientas les damos a nuestros jóvenes para construirse como personas? Nuestra sociedad tiene muchos sin sentidos, está cargadamente violenta, entonces ¿qué me aportan las asignaturas para descubrir, amar y mejorar el mundo que nos rodea? Preguntémonos como se tratan nuestros estudiantes ¿estamos trabajando para la equidad de género que no es otra cosa más que lo justo? ¿Estamos aportando a las ciencias para que nazcan investigadores, personas que innoven para un desarrollo sustentable? ¿Nuestros estudiantes tienen clara conciencia de cómo se construye la democracia? ¿Sabemos tanto docentes y estudiantes valorarnos en la diferencia? ¿Tenemos prejuicios con nuestros estudiantes dada su calidad de estudiante rural, etnia, situación socioeconómica? Como dices no basta dominar la disciplina, ni aplicar de acuerdo a esta el método perfecto, eso nos permite optimizar los tiempos y generar algunos aprendizajes; pero falta dialogar, usar el lenguaje para reflejar y reflexionar respecto a nuestras emociones, falta cambiar el paradigma respecto a lo entendemos por “calidad de vida” y, por último, falta creer que esto es realmente necesario y no solo una utopía para desligarse de las responsabilidades cognitivas que tenemos con nuestros estudiantes. Al final que te hace luchar por algo, el recuerdo, sea este de alguna frustración o un éxito, ¿qué me motivó siempre a ser buena estudiante? En mi caso sentirme invisible como niña de primero a cuarto básico. Afortunadamente mi mundo infantil me llevó a ser resiliente y luchadora, pero pudo pasar lo contrario. La gente no se imagina que tan relevante son las emociones en la construcción de la identidad de las personas y menos, cuánto marca el docente más con el ejemplo que con el discurso.

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Miguel Stuardo Concha es profesor e investigador actualmente vinculado a la Universidad CY Cergy París, como director de la formación Licencia Profesional Trilingüe Comercio y desarrollo sustentable. Doctor en Educación y Máster en Calidad y Mejora de La Educación por La Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Profesor de Castellano y Comunicación y Licenciado en Educación en la Universidad de La Frontera, Chile. Investiga sobre mejora escolar, educación y justicia social, acogida de estudiantes migrantes, investigación libre y abierta y enseñanza del español como segunda lengua. ¿Te gustan las publicaciones de Miguel? Tal vez te interesa financiar su trabajo independiente con una microdonación y hacerlo sostenible. Donar via Mercadopago aquí -O- Donar via Paypal acá. https://orcid.org/0000-0003-2617-0035

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